Casa con dos alas
Arquitectos
Sol89. María González y Juanjo López de la Cruz
Colaboradores
Elena González y Rosa Gallardo, arquitectas en Sol89; Miguel Sibón, instalaciones; Duarte y asociados, estructura
Arquitecto Técnico
Cristóbal Galocha
Promotor
Privado
Constructora
Asitec. Construcciones y Reformas
Fotografía
Fernando Alda

Nuria y Manuel se trasladan al sur desde el norte de España, buscan la luz meridional, el aire de Sanlúcar, vivir una casa. El terreno donde hemos de construir la vivienda está a los pies de una loma, con pendiente orientada hacia la desembocadura lejana del río Guadalquivir que aparece en el horizonte. La casa no debe ser muy grande pero sí permitir una cierta independencia entre estancias que ellos habitarán a diario y otras donde poder acoger a familiares o invitados o donde disponer un espacio de trabajo.
Entendemos el programa como una casa vivida con dos intensidades diferentes: la casa cotidiana y las otras estancias menos habituales, que pueden convivir en vecindad pero no precisan de relaciones directas. Esto nos permite fragmentar el programa y articularlo a través de espacios exteriores, proponiendo una casa de una planta, más amable y accesible, en contacto continuo con la tierra y que se expanda incorporando el vacío entre las piezas construidas. Así los usos interiores se resuelven en dos alas, la primera orientada al oeste y al Guadalquivir y la segunda al este y al campo de olivos situado al fondo del terreno, dos alas desplegadas para abrazar el máximo espacio posible. El proyecto propone explorar la noción de envergadura frente a la de tamaño: una casa modesta en dimensiones que al separar las alas abarca mucho más espacio del que ocupa.
La mayoría de las nuevas viviendas alrededor disponen una única plataforma para domesticar la pendiente donde emplazan un sólo volumen, de este modo borran la huella de la tierra y desde el acceso a los pies del desnivel las casas se imponen excesivamente. Proponemos que la casa revele el terreno sobre el que se asienta sin ignorarlo. La primera acción consiste en establecer tres bancales sucesivos que van adaptándose al perfil del terreno. El más alto de ellos acoge las dos estancias de uso esporádico abiertas a sendos patios; a continuación una segunda plataforma más baja alberga un patio en recodo que reúne el acceso a las distintas piezas y la casa diaria, prolongada en una terraza protegida por una trepadora que duplica el espacio interior y lo expande hacia el horizonte; finalmente un último nivel corresponde a la piscina que se encuentra con el terreno y se gira siguiendo la dirección hacia el río.
