Cuaderno Rojo
Autores
Ricardo Alario López, Juanjo López de la Cruz y Ángel Martínez García-Posada
Colaboradores
Jaime Sierra Saucedo y Jesús Suárez Caparros
Diseño de portada
Sara González García
Editorial
Universidad de Sevilla
ISBN
J978-84-608-1013-1
Año
2010
Páginas
333
Enlace versión digital
Cuaderno Rojo
El cuaderno de todo arquitecto se llena de notas que a veces tienen que ver con el argumento central de sus páginas y otras son referencias cuya presencia sólo el autor sabría explicar. El cuaderno del estudiante de arquitectura es también una suerte de escenario de convergencias, como ocurre con su propia mesa. El acto de proyectar tiene algo de proyección de la persona sobre la realidad; el aprendizaje y la enseñanza sobre proyectos y lugares, tiene algo de construcción de un modo personal de ver –de leer y proyectar– el mundo. La sensibilidad abierta del arquitecto traza continuamente asociaciones y planifica encuentros y así, su mesa de trabajo resulta un escenario desordenado en el que conviven los trabajos en desarrollo, la colección de libretas y cuadernos de notas que condensan lo que ocurre sobre ella, los últimos libros leídos y aquellos aún pendientes. En la del estudiante conviven los apuntes de asignaturas diversas, instrumentales, formativas o creativas; en esta contigüidad vivencial comienzan a surgir relaciones y encuentros.
El método que sigue el alumno que aprende a proyectar es el mismo que el seguido en cualquier proyecto: partir de argumentos, dar forma a las ideas, viajar, leer, dibujar, anotar en los márgenes, no se trata de descubrir nada sino de conocer mejor. En la asignatura de Proyectos, como también en cualquier proyecto, por encima de una actitud encontramos una situación de conocer, de comprender, de captar algún aspecto de la realidad. Entonces la invención cobra su sentido original del latín invenire, descubrir, hallar, averiguar. En la aleatoria relación de vecindad de las diferentes páginas de nuestros heterogéneos cuadernos pueden surgir correspondencias y asociaciones interesantes. El arquitecto, inmerso en un mundo cambiante, trata de aprender de todo lo que le rodea, como quien desenvuelve un lugar, y sus ideas arquitectónicas se contaminan de aquellas que centran su trayectoria de materias troncales y optativas, de la misma forma en que otras disciplinas artísticas, literarias, cinematográficas o emocionales influyen en la forma de abordar un trabajo.