Escuela de hostelería en un matadero

Situación Medina Sidonia, Cádiz
Superficie 751
Año 2011

Arquitectos
Sol89. María González y Juanjo López de la Cruz

Colaboradores
George Smudge, estudiante de arquitectura; Insur JG, instalaciones; Alejandro Cabanas, estructura

Arquitecto Técnico
Jerónimo Arrebola

Promotor
Fundación XXI

Constructora
Novoaridian y Rhodas SL

Fotografía
Fernando Alda

Medina Sidonia cuenta con un relieve particular que permite la constante contemplación de sus tejados. Las fachadas encaladas de sus edificios culminan con tejados cerámicos que, vistos desde el prominente perfil de la ciudad, parecen una única obra de arcilla adaptada a la topografía. Históricamente, su diseño urbano ha alternado espacios llenos y vacíos, adornando los tejados con patios, corrales y pasajes que daban amplitud a su diseño. Intervenir en estos espacios vacíos es como acomodarse en ellos, refugiándose en los huecos y porosidades que el tiempo ha consolidado.

La densa arquitectura del antiguo matadero del siglo XIX, compuesta por muros, patios, piedras, cal y las columnas desplazadas del templo fenicio de Hércules-Melcart, contrasta con el espacio simétrico que ha permanecido vacío durante dos siglos, utilizado como lugar de llegada del ganado, área de sacrificio y corral para cerdos y vacas. Este espacio vacío es el reflejo negativo del matadero, un lugar desocupado delimitado por el imponente muro encalado que rodea el terreno y que originalmente rodeaba el edificio por dos de sus lados.

El proyecto busca capturar este espacio con un tejado cerámico que solidifique este lugar entre muros, aclarando el espacio original y reinterpretando el diseño tradicional arraigado en Medina Sidonia con edificios blancos rematados con cerámica. El tejado adopta la idea de una topografía cerámica para trazar una geometría que se eleva o se inclina, formando una sección irregular completamente revestida de cerámica cocida. Esta cubierta alberga el nuevo diseño, mientras que las naves del matadero se vacían, situando en ellas los comedores que se abren al patio original.

Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen

Tras la demolición de los elementos menos relevantes, se consolida el núcleo original alrededor del patio y se sitúan en el espacio vacío las cocinas didácticas y las aulas, articuladas mediante bandas gruesas que densifican la transición entre ellas. Un revestimiento que continúa el suelo de las cocinas sobre las paredes verticales crea cuencas cerámicas como espacio de trabajo ideal. Su altura se interrumpe en el soporte del tejado, que está perforado por una serie de patios que funcionan como chimeneas de ventilación y grandes macetas para especies culinarias.

La austeridad del matadero aún reside en sus muros y en las columnas que algunos historiadores sitúan originalmente en el templo fenicio de Hércules-Melcart, cuya dispersión forma una red en el diseño de Medina Sidonia. Nos gustaría conservar parte de ese carácter. Los antiguos forjados se reemplazan por losas de hormigón con curvas que recuerdan a los originales, las paredes se revisten con mortero de cal pulido y para el suelo se utiliza un granito gris rugoso. Todo tiene un aspecto algo áspero, tratando de no ocultar el recuerdo de un lugar dedicado a una industria primitiva.

La propuesta utiliza la tradición vernácula de las construcciones populares de muchos pueblos y ciudades del sur: muros encalados con gran inercia térmica, patios utilizados como chimeneas para inducir ventilaciones y tejados cerámicos transpirables. Una serie de pequeños patios salpican el diseño de la Escuela de Hostelería, asegurando ventilaciones cruzadas, mientras que los gruesos muros entre los que se inserta la intervención reducen las pérdidas térmicas y la humedad se controla mediante el uso de arcilla como material envolvente.

Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen