Espacio cultural en la iglesia de Santa Catalina
Arquitectos
Sol89. María González y Juanjo López de la Cruz
Colaboradores
Elena González, Rosa Gallardo y Cristóbal Galocha, arquitectos en Sol89; Rigoberto Acevedo, estudiante de arquitectura; Miguel Sibón, instalaciones
Arquitecto técnico
Cristóbal Galocha
Promotor
Delegación de Jaén de la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta de Andalucía (1ª Fase de urgencia) y Diputación de Jaén (2ª Fase de rehabilitación)
Constructora
Rehabitec SL (1ª fase) y Tragsa (2ª Fase)
Fotografía
Sol89

La intervención persigue abrir a la ciudadanía la antigua iglesia de Santa Catalina del convento de Santo Domingo de Jaén como nuevo espacio cultural, tras décadas clausurada desde su uso como hospicio a partir de las desamortizaciones del siglo XIX y su cierre definitivo en los años setenta del XX. De origen gótico, aún reconocible en las bóvedas ojivales del presbiterio, y posteriormente edificada a la manera renacentista contrarreformista a través de un potente cajón murario que divide la nave en tres grandes cúpulas apoyadas en arcos solios, Santa Catalina es un gran volumen que ahora se pretende utilizar como espacio cultural dedicado a exposiciones, conciertos y muestras diversas.
Su propia génesis como espacio dedicado a la congregación de personas y el alto valor de su arquitectura inducen a una intervención que se centra en la cota cero para ofrecer un suelo, hoy inexistente, y generar un soporte que garantice el acceso a los distintos ámbitos de la antigua iglesia al tiempo que disponga de una infraestructura técnica polivalente para la variedad de actividades que pretende albergar hoy día. Una alfombra de piedra, entonada con los tonos dorados de la caliza y dolomía que presentan determinados motivos ornamentales del antiguo templo, discurre resolviendo el pavimento y diversos elementos de mobiliario como un fondo neutro, trazado con un despiece donde resuenan los dibujos de los pavimentos renacentistas de los templos dominicos. Esta nueva capa, que climatiza y tecnifica el enorme espacio, subraya la condición de espacio público de la antigua iglesia, como si de una gran plaza cubierta se tratara donde la arquitectura envuelve pero no condiciona su uso. La intervención se completa con una serie de operaciones que buscan recuperar la lectura unitaria de la antigua iglesia y del convento, hoy día cercenada mediante cegados de huecos debido a la inversión en la secuencia de acceso al antiguo convento que supuso la clausura de la entrada natural a través del patio del compás en 1924.
Durante la ejecución de la primera fase de la obra, en la que se restauró la importante portada renacentista de Alonso Barba, una serie de catas arqueológicas permitieron el hallazgo en el sotocoro de los restos de los palacios almohades sobre los que se asentaba la iglesia. Su recuperación supone la oportunidad de narrar además la historia de este lugar fundacional de la ciudad de Jaén donde a los pies del cerro de Santa Catalina se asentaron todas las culturas que habitaron en este lugar. La exposición de estos restos supone además una nueva valencia para el suelo proyectado, que al acoger las trazas y muros de los palacios almohades adquiere espesor, constituyendo un paisaje en el interior de la iglesia que reúne una topografía tallada por el tiempo.
